lunes, 14 de mayo de 2012

Bella, o la capacidad de amar a la “bestia”

Hay una creencia que proviene de los cuentos de hadas: el amor de una mujer cambia a un hombre y –por supuesto- gracias a esa transformación él calza justo en el ideal que esa mujer tiene de un príncipe. ¿Cuánto hay de cierto?


Bajo la apariencia de un monstruo, sapo o cerdo, podemos rastrear príncipes hechizados en relatos de distintas culturas que no están vinculadas entre sí, ni en el tiempo ni en el espacio. Todos ellos tienen algo en común: cuando son amados por una muchacha, indefectiblemente, se transforman en un apuesto joven, o mejor aún ¡en un príncipe! Los niños se regocijan con esta transformación del animal en novio-príncipe (o en novia-princesa), porque las emociones que nos nacen cuando escuchamos un cuento se deben, según los psicólogos, a que las historias nos permiten conectar con esa parte de nosotros a la que no podemos engañar o de la que no podemos escapar.
Conocí a una niña cuyo cuento preferido era La Bella y la Bestia, creía a pie juntillas en su mensaje: el amor redime, transforma. Esa niña creció y después de los treinta años (y luego de haber vivido algunas experiencias y besado un par de veces), se dijo: “Si uno se enamora de una Bestia tiene que saber que va a ser siempre ‘bestia’, es posible amar mucho a un hombre pero ese amor no lo cambia, sólo aquello que está en su esencia es lo que puede aflorar… sólo eso y no otra cosa”. Esta reflexión nos invita a recapacitar sobre aquellas creencias infantiles que aún tienen vigencia en nosotras.


Link a la nota publicada en la revista Rouge (Editorial Perfil): http://rouge.perfil.com/2012-05-13-7786-bella-o-la-capacidad-de-amar-a-la-bestia/

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